Comentaba José Manuel Villegas, diputado y vicesecretario general de C’s en la cena de presentación de la candidatura, la anécdota de la campaña de autonómicas del 2006. Recordaba una plaza, olvidaba el nombre, explicaba que el meeting previsto comenzó con dos horas de retraso ya que la “burra” para el sonido no tiraba y hubo que pedir a un Bar dos favores: que dejaran enchufar la burra con un alargo, y que salieran los clientes para escuchar al muchacho que quería explicar algunas cosas. El muchacho era Albert Rivera.
Ayer, primer día de campaña, estuvimos con nuestra carpa informativa en la Plaza del Pino, nueve años después nada es lo mismo.
Nuestra carpa naranja se reconoce a distancia, los vecinos y vecinas nos conocen, unos nos miran y se paran llenos de ilusión y esperanza, otros pasan titubeando y dudando, otros tienen claro que no somos su opción política, pero ahora casi todos saben quienes somos.
Estar en la calle es el mejor termómetro electoral para saber que grado de aceptación tienes y qué piden los vecinos. Mucha gente pregunta por el candidato, y como Joan casi siempre está en la carpa, los ciudadanos le expresan sus quejas, sugerencias o preocupaciones. Limpieza viaria, mantenimiento de asfaltado, becas comedor o reuniones con una de las asociaciones de vecinos fueron algunos de los temas que se comentaron ayer con nuestro candidato.
Pero el tema estrella de las carpas es la corrupción y la necesidad de limpiar esta ciudad, de cambiar las cosas. En la carpa del pasado martes en La Roureda, se pararon dos tiernas mujeres de unos 70 años aproximadamente, que son fans de Albert Rivera pero me explicaban que estaban preocupadas por la posible abstención en la investidura de Susana Díaz en Andalucía. Hablamos un largo rato, les dije que de seguir así las cosas votaríamos que NO, y como dudaban, quedamos en que el próximo día que nos viéramos hablaríamos del tema. Casualmente ayer me las volví a encontrar en la carpa informativa, y estas dos murcianas, que llevan 60 años en Sabadell, con una sonrisa en la cara, dijeron que seguían confiando en nosotros.
En la Plaza del Pino puedes hablar de política con los vecinos tantas horas como dura la carpa, eso siempre que los niños de la plaza no te roben mucho tiempo con nuestros atractivos globos naranjas. Más allá de las carpas, la actividad frenética de la campaña sigue, llamadas de medios, entrevistas, otras fuerzas políticas que quieren hablar con nosotros, preparar el acto del día siguiente, atender los grupos de wattsap, volver a colgar carteles, etc…
Y con el tiempo que queda, acordarte de la familia, comer y dormir. Nuestro objetivo es recuperar la esperanza de la gente en la política, porque no queremos que pase lo que dijo Platón “el precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”.
Por cierto, más adelante les contaré, qué dos personas había entre el público en el meeting de la plaza del 2006 y que desde entonces votan a C’s, y que yo no he sabido hasta que me lo explicaron en una comida familiar.