No hay verano que los noticiarios no recojan el insólito caso de un lugareño pirómano que prende fuego al bosque de su pueblo y acto seguido (sin ningún tipo de rubor y sin que le tiemble el pulso) agarra una manguera, se alista como voluntario en un camión de bomberos y se va montaña arriba en plan héroe a partirse la espalda para apagar las llamas que él mismo ha provocado. Y mientras el lugareño valiente nos hace creer que está hecho de una pasta especial, mejor que la del resto de mortales, echa la culpa del maldito incendio a cualquiera que no sea él, lavándose las manos y eludiendo sus propias responsabilidades. Hasta que le pillan.

Esta técnica de provocar un incendio y señalar a otro (no vaya a ser que pase una desgracia) la tienen muy bien aprendida en ERC Sabadell. De hecho, son todos unos maestros de la tergiversación, como nos acaban de demostrar.

Ahora resulta que aquellos que han encendido la mecha de la división entre los buenos catalanes (ellos) y los catalanes de segunda (todos los que no piensan como ellos), aquellos que señalan, menospreciando a más de la mitad de la población catalana y aquellos que han invadido de forma totalitaria e irrespetuosa el espacio público con sus símbolos excluyentes van y sueltan que si al final pasa alguna cosa desagradable… la culpa será de Ciudadanos. Ahora resulta (eso sostiene ERC por boca de su alcaldable en Sabadell, Juli Fernández) que recuperar la neutralidad del espacio público y de las calles, retirando símbolos partidistas, es “un acto de violencia de extrema derecha”. Daria miedo solo con oírlo si no fuera porque es la murga de siempre, dicha por los mismos totalitarios de siempre.

Resulta perverso comprobar como los señores y señoras de ERC son capaces de pervertir el lenguaje en beneficio propio para sacarse de la manga una “pluralidad” del espacio público que no hay por dónde cogerla, porque no existe ni está contemplada en ninguna parte. El espacio público es y ha de ser neutral (en beneficio de todos) y no puede convertirse en un zoco donde cada uno plante su merchandasing ideológico encima de una manta, intentando imponer su mensaje por encima del de los demás.

Lo que está pasando en las calles de Sabadell es consecuencia del totalitarismo, pero no del de Ciudadanos sino del de ERC y sus socios y amigos independentuistas, que aplauden a los CDR que okupan por la fuerza el ayuntamiento pero estigmatizan a los que retiran los símbolos partidistas de un espacio público que se ha de mantener neutral.

Aunque tampoco nos tendría que estrañar tanto si tenemos en cuenta que las proclamas vienen de una gente que hace bandera de querer controlar las calles el relato al grito de “las calles serán siempre y únicamente nuestras (de ellos)”. A eso de señalar, insultar i amenazar a los ciudadanos que PACIFICAMENTE piden que su propio ayuntamiento cumpla con su obligación de hacer cumplir los principios de neutralidad y objetividad política en las calles se le llama totalitarismo, señor Juli Fernández y señores y señoras de ERC.

Empezamos a estar hartos de aquellos que solo gobiernan para los suyos y que insultan y faltan al respeto a los otros, saltándose a la torera las sentencias judiciales, el Estatut y la Constitución, amparándose en la minoritaria voluntad “de un solo pueblo”, una terminología que de inequívocamente nos trae recuerdos de regímenes políticos del siglo pasado, porque incorpora un regusto a totalitarismo del tamaño de un elefante.

Mira por donde, ensuciar el mobiliario urbano con plásticos amarillos es libertad de expresión pero limpiarlo es un acto de violencia, que incita a la polémica y al conflicto. Mira por donde, resulta que ser totalitario es querer extirpar de la sociedad sabadellense todo aquello que pueda asociarse con la idea de España como puede ser Antonio Machado, Francisco de Goya o Calderón de la Barca (como han intentado hacer señores y señoras de ERC). Ser totalitario es declarar en Ayuntamientos gobernandos por ERC personas ‘non gratas’ a líderes de la oposición como Inés Arrimadas, que cuenta con el respaldo de más de un millón de votos de catalanes y de catalanas a sus espaldas, y animar a hacerle “escraches” cuando visita lo que que el independentismo y ERC denominan “sus pueblos”.

No es Ciudadanos quien ha votado e investido a un President de la Generalitat supremacista y xenófobo como Quim Torra, no es Ciudadanos quien trata a la mayoría de los catalanes como a catalanes de segunda, no es Cs quien, en Sabadell, sostiene un gobierno municipal que es solo de una parte y no de todos, un gobierno que también habla de sabadellenses de primera y de segunda. Y, sobre todo, no ha sido Ciudadanos quien ha pisoteado las leyes y ha dividido a los catalanes y nos ha intentado robar hasta las calles. Tergiversa que algo queda.

Sergio Salcedo es coordinador de Ciudadanos en Sabadell