A continuación os reproducimos un artículo de Albert Rivera que apareció en las páginas de el diario Público en el día de ayer.

Después de 7 años de tripartito nacionalista gobernado por presidentes del PSC, lamentablemente, Cataluña seguirá gobernada 4 años más por el nacionalismo tras 30 años sin alternancia. Cambiarán las etiquetas pero tendremos el mismo modelo de sociedad, donde se seguirán repartiendo carnets de catalanidad en función del origen, la lengua o la ideología de los ciudadanos.


Después de 23 años de pujolismo, muchos catalanes pensábamos que el PSC era la única alternativa posible para cambiar las cosas en Cataluña. En 2003 el PSC decidió gobernar, pese a no haber ganado, pero lo hizo incorporando los independentistas de ERC y con ICV. Ese día comenzó la tragedia electoral del PSC. Porque gobernar 7 años con los que quieren levantar fronteras dentro de nuestro país ha hecho que el PSC haya sido, de facto, un partido nacionalista más pero con la peculiaridad de que su electorado, mayoritariamente, no lo es por naturaleza.


Montilla y el PSC decidieron esta legislatura ponerse al frente de las políticas nacionalistas para que CiU y ERC no les acusen de “sucursalistas” del PSOE. El presidente cordobés decidió ser más papista que el papa, prohibiendo por ley el uso del castellano como lengua vehicular en las escuelas públicas y concertadas -no escuela internacional privada a la que lleva a sus hijos y tienen tres lenguas vehiculares- . Montilla decidió encabezar una manifestación rodeado de esteladas contra el Tribunal Constitucional que adaptó el estatuto a la Constitución. Estas políticas nacionalistas, junto con los recortes sociales del gobierno Zapatero y del tripartito, han traicionado a buena parte de su electorado a quien Montilla había prometido políticas sociales y puestos de trabajo y no políticas identitarias.
A diferencia de la catástrofe electoral del PSC y el descenso de ICV, el 28N Ciudadanos ha sido la única fuerza progresista que ha crecido en estas elecciones. Hemos crecido en las 4 provincias, y en conjunto más de un 20% respecto al éxito de 2006, cuando entramos en el Parlamento.


Y seguramente más ciudadanos nos han dado su apoyo porque hemos sido coherentes, nítidos, firmes, sin dobles discursos antes y después de las elecciones, sin traicionar a nuestros electores, defendiendo un modelo de sociedad abierto, cosmopolita, de respeto a las libertades individuales, igualdad entre todos los ciudadanos españoles. Y lo más importante es que nuestros electores saben que no les traicionaremos en un futuro a cambio de sillas de un gobierno o pactos partidistas.


Durante esta legislatura, donde tendremos un PSC en descomposición primero, y en intento de reconstrucción después de su congreso en otoño, donde deberá decidir si quiere ser un partido nacionalista más o un partido socialista en línea con el PSOE, y un PP aliado con CiU pensando en un hipotético gobierno de Rajoy en la Moncloa, con apoyo de los nacionalistas, será fundamental nuestra labor de oposición libre y exigente.
Si nosotros no lideramos una nueva ley electoral con listas abiertas, limitación de mandatos y primarias, nadie lo hará. Es fundamental que en Cataluña se deje de esconder y amparar la corrupción política a los senos de los partidos. Por ello proponemos un pacto anticorrupción entre todos los partidos, empezando por CiU que es quien gobernará, para detectar, evitar o expulsar a los casos de corrupción en la política. Si nosotros no defendemos el cumplimiento de la sentencia del Estatuto y la vigencia de los derechos constitucionales y el bilingüismo en las administraciones o en la escuela, nadie lo hará. Nosotros, a diferencia del PSC, PPC e ICV, no nos sentaremos junto a los que quieren convocar referendos a corto o medio plazo para levantar fronteras entre ciudadanos españoles.


Y a la vez seremos capaces, desde la oposición, de apoyar iniciativas encaminadas a la verdadera prioridad catalana: incentivar la creación de pequeñas y medianas empresas en Cataluña y mejorar la formación y empleo de los alumnos, trabajadores y autónomos.


Hemos conseguido, gracias a casi 110.000 catalanes, consolidar por primera vez en democracia una nueva fuerza parlamentaria en el Parlamento de Cataluña. Muchos catalanes esperan de nosotros una voz libre, sin hipotecas, en esta nueva etapa, y estoy convencido de que estaremos a la altura de las circunstancias. Serán más útiles 3 escaños nuestros, que decenas de escaños que quieran continuar con el mismo menú que nos ha ofrecido el nacionalismo los últimos 30 años.

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos (C’s)